Nom/Cognom Sergio Salueña Salueña
Títol Sergio Salueña, xiquet de la Guerra enviat a Rússia
Categories Guerra civil, II Guerra Mundial, immigració, infància, oficis
Data i lloc de l’entrevista Divendres 22 de març de 2019, casa de l’entrevistat.
Equip entrevistador Etnograma (Laura Yustas, Nelo Vilar)
Enllaç https://youtu.be/avjuHi2kWIE
Extracte https://youtu.be/IVNnr7Rrq28
Transcripció en PDF

Sinopsi

Sergio Salueña Salueña (1932) parla de la seua vida com a xiquet de la Guerra, de l’exili a la URSS en 1938. Ens parla de la seua vida laboral com a enginyer aeronàutic entre Rússia i Cuba, i de la seua jubilació a Nules. A més a més, recorda a son pare, Antonio Salueña Lucientes, alias “Pintamantas”, conegut pilot republicà que va fer la Guerra civil. Ens mostra gran quantitat de fotos (moltes de les quals estan incloses en un llibre dedicat a la vida de sa mare, Eloísa Salueña. Eloísa, a més ha col·laborat com a informant sobre la tradició oral a la comarca de Belchite, específicament sobre el seu poble, Fuentetodos. Podeu veure més informació i escoltar a Eloísa parlant de temes com la Jota aragonesa a: http://etno.patrimoniocultural.aragon.es/belchite2/imagfuendetodos.htm)

En la part dreta de la publicació (després de la transcripció si ens consulteu des del mòbil) podeu veure les imatges a les que fa referència en l’entrevista, numerades i per ordre de menció.

Transcripció

Poca gent en Nules sap que la població va acollir a un grup de deu famílies dels anomenats “xiquets de la guerra”: aquells menors refugiats a l’antiga URSS per evitar-los el perill del feixisme i de la Guerra civil. Estos “xiquets” van anar tornant a l’Estat espanyol des dels anys 50 i fins a l’any 2000. Del grup nuler sobreviu un “xiquet”, Sergio Salueña Salueña (1932), que és un dels testimonis vius més importants d’aquell exili, i que encara dóna veu al seu col·lectiu en xerrades en universitats, instituts i exposicions temàtiques.

El divendres 22 de març de 2019 vam estar en sa casa xerrant amb ell i veient fotos i documents de tota una vida. És un home molt simpàtic i xerraire, molt lúcid, amb una memòria prodigiosa, i que aparenta molts anys menys dels que té. Viu amb modèstia la seua jubilació, tot i la història de vida sorprenent amb què ens regala. És una persona que, d’acord amb el seu nivell d’estudis, es manté molt ben informada, especialment en qüestions relatives a la geopolítica Russa. Ens dóna tota una visió justa i alternativa a la que ens vénen des dels mitjans de comunicació occidentals.

-¡…Y yo tengo 400 [€]! ¡Yo que fui ingeniero aeronáutico y estuve toda la vida trabajando en la aviación en Rusia! Pero como aquí no trabajé… Recibo la pensión contributiva por un acuerdo entre Rusia y España. Entonces Rusia me paga su parte de pensión y España me agrega hasta la mínima contributiva, que son 600 €. La pensión nuestra de Rusia son 200 [€] que nos mandan después de 40 años trabajando, pero te la mandan cada tres meses, y ahora estamos esperando. Ahora no sabemos ni qué pensión tenemos, porque España hasta que tú no le presentes lo que te mandan de Rusia… Cada año tienes que presentarle el papel de lo que recibes y entonces ellos ya te calculan para llegar a los 600. La pensión mía en realidad pone 9 € y 80 centavos. Lo demás es un aditivo a mínimos para llegar hasta la mínima. A principios de año tienes que ir a los juzgados a recoger la Fe de Vida, el papel de que estás vivo, y lo mandas a Rusia. Si no se lo mandas no te mandan la pensión. La primera pensión nos llega el 30 de marzo, ahora pronto. Hay veces que lo mandas, certificado, te gastas 7 €, con acuse de recibo y allí te dicen que no lo recibieron, tienes que mandarlo otra vez. Pero luego resulta que la carta, como la mandas con acuse de recibo, por Internet puedes hacer el seguimiento. Pero ahora todavía nos queda un poco, y como no nos mandaron el acuse de recibo, a veces no te lo pagan y te lo pagan dentro de medio año… Lo nuestro son los 400 € que tenemos en España, eso lo tenemos asegurado. Lo demás ya vendrá…

-Bueno, nosotros queríamos hacerle unas cuantas preguntas, que nos contara sobre su vida, una vida bastante curiosa para la media. ¿Usted se llama Sergio Salueña…?

-Sergio Salueña Salueña. Mis padres son… supongo que ustedes conocen a Francisco Goya Lucientes; según dicen nosotros somos parientes, porque mi padre y mi madre nacieron en Fuendetodos, en el mismo pueblo que nació él. Allí está la casa de Goya y al lado está la casa de mis abuelos, que era de mi madre. Pero mi madre se murió y allí está la casa aquélla, yo no la quise porque entonces te quitan ésta… Si se enteran de que tienes algo allí te quitan… Pero yo prefiero estar aquí que en el pueblo, que hace mucho más frío. [5 min.] Por eso la herencia se la pasé a mi hijo. Ya veremos.

-Entonces usted es de familia aragonesa.

-Sí, pero mi padre era piloto militar. Dicen que de Fuendetodos salieron dos genios: uno Francisco Goya y el otro Antonio Salueña Lucientes[1] [risas]. Él era campesino y se hizo famoso. Era un piloto famoso. No se unió a la revuelta de Franco, se quedó con la República, y entonces él tenía la pena de muerte con Franco. Además, se decía que las dos bombas que cayeron en el Pilar las tiró mi padre[2]. Eso se dijo, y allí todo el mundo piensa eso, pero mi padre dijo que no, que era mentira. Dice: “-Si las tirase yo, no quedaba el Pilar”. Estos tiraron unas bombas que ya ni explotaban, porque ya no valían, pero bueno, es muy conocido…

Mira: mi madre [fig 1. Portada del libro]. Este libro lo editaron en Zaragoza[3]. Esta mujer, Teresa Grasa, [entrevistó a] mi madre, que vivió hasta los 100 años. A los 99 apareció esta mujer y se interesó por ella, y entonces venía y mi madre le iba contando todo y de ahí salió este libro. No sé si [se puede encontrar]. Ella me llamó a mí porque lo iban a reeditar, por si yo estaba de acuerdo, y yo le dije: “Yo claro que estoy de acuerdo”.

Mira: en la casa de niños de San Petersburgo [fig. 2], y este grupo de españoles [fig. 3]… Mira, yo en Francia, con mi abuela y mis tías, las hermanas de mi madre [fig. 4]. Mira, yo también en Fuendetodos [fig. 5]. Aquí estaba mi esposa, pero yo de esta esposa me divorcié, ahora tengo otra. Mira, yo en Volgogrado [fig. 6]. Y mira, yo trabajé 20 años con Cubana de Aviación, con ingenieros cubanos [fig. 7]. Mira, estas fotos las hice yo: Fidel [fig. 8]. Mira: Valentina Tereshkova [fig. 9]. Aquí Valentina Tereshkova con la esposa de Gagarin [fig. 10: Valentina Ivanovna Gagarina]. Esto todo en Cuba, con los cubanos [figs. 11, 12 y 13]. Esto es la tumba de mi padre. Mi padre murió en Kiev, está enterrado. Mira, mi padre y mi madre [figs. 14 y 15]. Mira, yo; yo estaba fuerte, levantaba 140 quilos [fig. 16]. Aquí mi padre y mi madre [figs. 17 y 18]. Mira, yo en la Casa de Niños [figs. 19 y 20]. [10 min.] Mira, cuando era un chaval; ya teníamos 15 ó 16 años [figs. 21 y 22]. Aquí está toda la historia nuestra. Mira, yo con mi perra; yo con mi hermano; nuestros educadores, maestros… Balbina, Celso, Olimpia… Y aquí está mi madre… Y aquí está mi padre [fig. 23]. Y mira, esto era el documento mío cuando yo llegué a Rusia, el [viernes] 1 de julio del 38. Aquí pone 5, pero tenía 6 años [figs. 24 y 25]. Este libro cuenta todo, mi madre cuenta la historia suya, y se llama Eloísa y su huerto entre los manzanos. De Fuendetodos a la Unión Soviética [figs. 1 y 26 (portada + contraportada libro)]. Ellos vivían en Crimea, esa Crimea que era siempre de Rusia y que luego por tonterías de Jrushchov se lo regaló a Ucrania [fig. 27], pero como era la Unión Soviética no tenía… Ahí eran todos rusos, era el balneario de Rusia, yo fui cuántas veces a descansar a los sanatorios, porque enfermé de asma. Pero allí los ricos ucranianos cogieron el territorio junto al mar, construyeron su… eso y no dejaban a la gente ni acercarse [al mar] para bañarse, las playas las tenían esos. Entonces estaba muchísimo peor cuando en Ucrania hicieron esa revuelta. Entonces ellos dijeron: “Nosotros queremos volver con Rusia”. Y entonces se dirigieron a Putin, y Putin dijo: “Yo no puedo a vosotros cogeros. Si ustedes me demostráis que la mayoría… Tenéis que hacer un referéndum, si sale que la mayoría quiere estar con Rusia, yo os acepto”. Y 80 y pico por ciento de la población [lo votó]. Entonces se unieron a Rusia, hicieron el puente, hicieron caminos, carreteras, el aeropuerto de Simferópol, además en Crimea siempre estuvo la base militar rusa marina, desde los zares, y ahí estaba la flota y eso. El otro día se cumplió cinco años que Crimea está con Rusia e hicieron una fiesta, toda la población. Y dicen: “Que vengan los extranjeros, que vengan los de Europa que están mintiendo, que nosotros aquí estamos bajo el yugo de… Que vengan y que vean cómo estamos ahora”. Y mi padre en Kiev [risas]. Yo cuando iba a Rusia siempre iba a Kiev a la tumba de mi padre, y ahora no puedo ir porque no me dejan los ucranianos. Allí prohibieron… bueno, ahora a mí ya me dejan: a los rusos de 20 a 60 años no dejan entrar a los hombres. Y los que tenían familiares y eso no se pueden ver. Yo como tengo tantos ya…

-Usted nació…

-Yo nací el [jueves] 1 de diciembre de 1932.

-Está muy joven, yo le hubiera puesto setenta y pico…

[15 min.] Nací en Logroño, porque como mi padre era militar, el aeropuerto en el que él estaba en servicio estaba en Logroño, y allí nacimos yo y mi hermano. Mi hermano fue ingeniero aeronáutico, pero él estaba en Ucrania. ¿Conocéis los aviones Antonov, los cargueros más grandes del mundo? Pues estaba trabajando allí en los diseños de eso. Él era un ingeniero… aquí hay una foto de él. Mira… Se murió el año pasado, el [sábado] 19 de mayo [de 2018]. Vivía en la casa de mi madre [en Fuendetodos]. Y ésa es la casa de Pushkin [fig. 2] Yo todos los años voy para allá en coche y me paro en esta casa. Me dice un amigo, que está viviendo en esa casa: “Yo estaba buscando… yo sabía que aquí vivían españoles antes de la guerra, los niños españoles”, y se encontró uno. Mira, esto lo hizo él todo, las rejas   en la fábrica… Mira, éste es mi hermano. Y éste es el curso de él en el Instituto de Aviación [1947-53] [fig. 28]. Y se murió este año, con 87 años. Luis Salueña. Él estaba en la diálisis, los riñones y eso. Estuvo cuatro años hasta que lo trajeron… Venían de Zaragoza a por él en ambulancia [a más de 50 km], lo llevaban al hospital, le hacían la diálisis, le daban una cena y lo traían a la casa. Entonces, la última vez lo trajeron y se fueron y a la media hora él se murió. O sea que ellos sabrían que se estaba muriendo, pero tendrían que haberlo dejado ya en el hospital. Pero bueno, nadie quiere que muera así… Las hijas y el hijo de él vinieron de Rusia, yo fui enseguida para allá y dije: “Hay que tenerlo mantenido -no como en España que al día siguiente lo entierran-, que van a venir los hijos de Rusia”. Y dijeron: “Dos días, más no podemos, si no vais a tener que pagar bastante”. Pero les dio tiempo a venir. Y aquí estoy desde el [miércoles] 8 de marzo de 2000, ¿sabes por qué me acuerdo? Porque el 8 de marzo es la fiesta internacional de la mujer, y en Rusia es una de las mayores fiestas. Allí lo primero es que ese día no se trabaja. Y entonces allí todos los maridos, los hombres, compran más flores en esos días, de Holanda, de todas partes, les arrasan las flores. Cuestan bastante dinero, las flores, pero los hombres lo gastan para las mujeres.

-Entonces usted, de antes del viaje a Rusia ¿qué recuerda, por dónde estuvo…?

-En 1938, cuando bombardeaban en España y morían los niños, decidieron sacar a más de 30.000 niños españoles, unos a México, otros… A nosotros, como mi padre era piloto y él estuvo un año en Rusia con un grupo de 100 muchachos españoles que se iban a hacer pilotos, y le hicieron jefe del grupo y les llevó allí, estuvo casi un año con ellos allí, [20 min.] y luego vino y trajo un abrigo de piel de ardilla, yo creo que todavía lo tenía mi madre [risas]. En el año 37 empezaron a mandar a los niños, y a los hijos de los pilotos los mandaron en la última expedición, que fue en el año 38. Ésa fue la única en ese año, y a nosotros nos mandaron a Francia y allá en el puerto de Havre estaba esperando el barco ruso, que se llamaba Maria Ulianova, era la hermana de Lenin y por eso al barco le pusieron ese nombre. Y por el Báltico nos llevaron a San Petersburgo, y de San Petersburgo nos llevaron a Pushkin, son 25 quilómetros. Pushkin es el más famoso poeta ruso, entonces él estudió en ese pueblecito. Ese pueblo se llama “la Aldea Real”, allí estaban todos los palacios de los zares. Eso es una cosa más bonita… Y es un pueblo, una ciudad pequeña: un parque, aquí hay un palacio, aquí otro… Yo tengo fotografías y se las podría enseñar, pero… Qué bonito. Y entonces ahí, en Pushkin llegamos el año 38. Y el año 41 empezó la guerra con Alemania. Y como está cerca de la frontera, a los niños españoles decidieron evacuarnos, porque no sé si ustedes saben que [durante] 900 días San Petersburgo, bueno Leningrado, estuvo rodeado por los alemanes y no se entregaron, se murió más de un millón y medio, de hambre y eso, pero no pudieron ocupar San Petersburgo. Hitler decía que la ciudad de Lenin hay que cogerla y arrasarla y eso, entonces a nosotros nada más que empezó la guerra nos montaron en un tren y para los Urales, para allá. Estuvimos como un mes en el tren, yendo para allá, porque en el ferrocarril a veces hay una sola vía, y venían los trenes con el ejército, tanques, con todo, de frente. Entonces nosotros íbamos cuando se liberaba la línea, 200 quilómetros. Dormíamos y vivíamos en el tren. Hasta que llegamos a un pueblo… no sé si conocen Molotov, el ministro de… pues allí había nacido Molotov y entonces el pueblo se llamaba Molotovsk. Y ahí estuvimos cuatro años de guerra, no sentíamos la guerra para nada, sólo un poco de hambre y frío. Y nosotros íbamos creciendo un poco. Por el verano íbamos al bosque, porque aquello era todo bosque, taiga, y ahí preparábamos la leña para las estufas; eran estufas de leña. [25 min.] Los mayores de edad tiraban los árboles y los partían, y nosotros con un tronquito para casa, para aquí y para allá. Ah, y también íbamos… recogían la cosecha de trigo, pero siempre se quedan espigas y eso; nosotros íbamos a recoger las espigas en sacos y las entregábamos. Todo eso era la “ayuda al frente”, y muchas veces había plantas medicinales para recoger. O sea, que hacíamos trabajitos de ayuda. Y estudiábamos allí mismo. Entonces éramos la escuela primaria todavía, eso era hasta el año 45. Pero después ya cuando el ejército ruso liberó la parte europea de Rusia, cuando ya salieron de las fronteras de Rusia nos trajeron de regreso. Pero ya éramos menos, porque habían crecido niños y se iban a trabajar y eso. Había 11 casas de niños. En Pushkin había dos. La casa de los mayores… Mi hermano estaba en una casa y yo estaba en la de los pequeños, pero para allá nos llevaron a todos juntos. Y entonces nos reunieron alrededor de Moscú, a 40, 50 quilómetros de Moscú, y allí yo estuve 13 años en la casa de niños, desde el año 38 hasta el 50. En el 50 ya hemos terminado.

-Claro, tenía 18 años, ya.

-Sí, allá no es como aquí, que después de la escuela hay el bachillerato. Allí no. Allí estudias 10 años, te dan los papeles de las asignaturas que has pasado, las notas y eso, y con ese documento eliges el instituto. Bueno, en Rusia el instituto es lo que aquí le llaman universidad. Por ejemplo, el Instituto de Aviación aquí sería Universidad de Aviación. Porque de ahí estudias seis años y sales ingeniero ya de aviación. “Instituto de electricidad”, todos los institutos. La universidad es sólo las asignaturas de literatura, lenguas… Allí no son los oficios de ingenierías. Entonces como mi padre era piloto y mi hermano ya había ingresado en ese instituto, pues yo también ingresé en el Instituto de Aviación y estuve allí estudiando hasta el año 57. Entonces acabé el Instituto. Vivíamos en un albergue de estudiantes, nos pagaban un estipendio que se llama: muy poco. Pero yo ya era deportista y entonces todo el verano me lo pasaba en el campamento de deporte sin pagar, porque el entrenador mío era el jefe de ese departamento. Entonces yo allí iba, era libre; lo que yo hacía era instalar el campamento, porque eran tiendas de campaña y eso, yo ayudaba a los obreros. [30 min.] Por la mañana te levantas y a la cocina de leña; yo cogía el hacha y era mi gimnasio: partía un montón de leña y los cocineros a mí me daban de comer todo lo que yo quería: “¡Sergio, ven!”. Y ahí te ahorrabas un poquito de dinero para comprarte algo para vestir y eso, porque en la Casa de Niños tenías todo: comida, vestido y eso. Mi madre trabajaba de costurera allá, era la que arreglaba todo el… porque ella siempre fue sastre. Entonces, estudias gratis, pero cuando terminas el instituto ellos te mandan a trabajar donde les hace falta la gente, y tienes que ir tres años. Tres años donde sea, trabajar y luego si quieres cambiar ya te puedes ir de ahí e ingresar en otro sitio, pero tres años… Pero nosotros como éramos españoles nos colocaron a trabajar en las fábricas de Moscú, porque estaba allá el Centro Español, consulado y eso, y nos tenían siempre a todos unidos. Cuando terminé empecé a trabajar en una fábrica de aviación, que era todo secreto, ahí era todo como una cárcel. Charlabas un minuto y ¡madre mía! Pero en ese momento surgió Cuba, y necesitaban gente preparada para ir los rusos a ayudar a Fidel [a partir de 1961]. A mí me mandaron a Cuba en el año 63, porque los aviones que ellos tenían eran de producción rusa. Desde el 63 al 66 estuve trabajando en Cuba, y aquéllos fueron los mejores años de mi vida: novias, nada de frío, y estábamos allí. Y entonces, cuando se te termina ya y me hice amistad con todos los cubanos y eso, cuando ya se nos terminaba teníamos que regresar a Rusia, porque los rusos te mandan para tres años y deja ahora que vaya otro más. Y entonces yo en Cuba… cuando estábamos allí en los Urales, que había hasta 50 bajo cero, yo me enfermé dos veces seguidas de neumonía, y después tenía bronquitis todo el tiempo, tenía ya los pulmones… Pero ahora ya en la octava clase, de mayor se me pasó todo, pero cuando me fui a Cuba allí la humedad… Los dos primeros años estupendo, jugando al voleibol allí y de todo, teníamos para levantar pesas allí y eso, pero luego empecé a ahogarme, me entró eso, me llevaron al hospital y los médicos eran los niños españoles que se hicieron médicos y estaban en Cuba trabajando, y eran conocidos, y me dijeron: “¡Uy, muchacho! ¡A Rusia, corriendo!”. Pero ya fue tarde, yo ya llegué y me enfermé de asma bronquial, y como casi no había medicinas… [35 min.] Allí el asma bronquial es una enfermedad por la que te dan la invalidez; recibí la invalidez, sin derecho de trabajar. Pero yo tenía a mi madre en España, ya. Y cuando vine a España una vez, ella enseguida: “el Ventolín”, y empecé a echarme eso y me sentía mucho mejor. Y entonces se abrió la compañía Cubana de Aviación desde la Habana a Moscú, el vuelo, y yo estaba trabajando… Bueno, me fui de la fábrica, porque aquello era una cárcel, y enseguida los cubanos me cogieron a trabajar en la embajada cubana. Yo trabajaba allí de ingeniero en cuestiones de maquinaria y todo eso, porque todo lo recibían de Rusia. Y estuve ahí trabajando y cuando se abrió la compañía cubana los cubanos enseguida: “¡Sergio…!”, y me pusieron de jefe de campo. En el aeropuerto Sheremétievo de Moscú. Yo estuve con ellos 20 años. Entonces yo volaba gratis todos los años, a ver a mi madre, en el avión de Cubana, y traía el vino, todo lo que… Y cuando trabajabas allá, cada vez que llegaba un avión de Madrid el capitán: “¡Sergio, ahí hay una caja de vino para ti! ¡Te lo llevas a casa!”. Vivía con eso, con el tiempo malo que había… Pero cuando después los rusos cerraron la línea, porque ya había pocos pasajeros, se estropeó la cuestión de Rusia con Cuba. Cuando les metieron los cohetes, Fidel pensaba que: “Ahora yo puedo [presionar] a los americanos para que quiten la cárcel esa en Guantánamo y eso”, pero empezó la crisis del Caribe y Jruschov y Kennedy ya estaban a punto de una guerra. Entonces dijeron: “Bueno, nosotros nos llevamos los cohetes de Cuba, pero vosotros nos quitáis todos los cohetes que tenéis en Turquía y alrededor de Rusia”. Entonces quitaron allá, estos de aquí, pero a Fidel no le gustó y ahí se estropeó ya la relación. Recuerdo que en un discurso Fidel decía: “Antes se tapa el sol con la mano que nosotros rompamos con Rusia” (risas). ¡Lo que quería era una amistad para toda la vida! [risas]. Bueno, yo como trabajaba en el aeropuerto y siempre llevaba la cámara, cuando venía Gagarin, Tereshkova, que aterrizaban en Cuba y de Cuba iban a México a los congresos de la NASA y eso que iban. Yo aprovechaba, en Rusia no me dejarían ni acercarme, pero allá yo era el amo, me metía en el cuarto de VIPs, donde estaban ellos. La primera vez que me puse para fotografiarlos, Yuri Gagarin me dice: “¡Jovencito, quítele la tapa!” [risas].

Mira: Gagarin [fig. 29]. Gagarin i Tereshkova [fig. 30]. Las hice yo. Mira: Fidel [fig. 31]. [40 min.] Ésta era una de nuestras mujeres. Mira: Gagarin sentado, cuando estaba aquí es cuando… [fig. 32] Y la fotografía que yo creo que es única es ésta: cuando ellos ya se iban y se subieron y levantaron las manos, una de los pasajeros que llegaba tarde subió y se está metiendo [entre ellos] [figs. 33 y 34]. Y yo tengo hasta la cinta todavía, pero no la puedo encontrar.

-Su padre, cuando salió de España después de la guerra…

-Mi padre estuvo retrocediendo por los Pirineos, en Francia los metieron en un campo de concentración, estuvieron allá en la orilla del mar y se enfermó. Luego, a través de la embajada rusa, porque los que lucharon con él, los asesores y eso, sabiendo que él estaba allá lo sacaron del campo y lo trajeron a Rusia. Y mi madre estaba en Francia con sus padres, en Albi. Albi y Toulouse, por ahí. Y entonces mi padre los trajo, y todos llegaron a Pushkin. A mi padre lo pusieron a trabajar con los niños, de educador, y a mi madre de costurera.

Yo cuando vine, ¡aquí había unas naranjas…! Ahora está todo muchísimo peor. Ese método de riego que utilizan es muchísimo peor, antes le echaban agua y… Nosotros ni sabíamos lo que costaban las mandarinas, íbamos para allá y cogíamos las que queríamos.

-¿Y cómo llegaron hasta Nules, precisamente?

-Bueno, cuando ya decidimos volver a España, porque mi madre ya estaba aquí y eso, y oye, que ya somos viejos, y además éramos ya jubilados y estaba la situación muy dura, y me digo: “¿Qué hago yo aquí? ¡Me voy para España!”. Y entonces a través de la embajada, cerca de Madrid hay un lugar que se llama el Retorno, era una casa que construyó uno de los famosos cineastas españoles para los que volvían de Rusia que no tenían donde meterse. Y entonces allí llamabas que querías venir y ahí recibías tu cuartito, si vienes con la esposa te dan un cuarto con cama y todo, lo único que no tienes es dinero, pero te dan de comer, te lavan la ropa… Y ahí estábamos viviendo, pero mi hermano estaba viviendo en Valencia, recibió piso del Instituto de Vivienda y me dijo: “Mira Sergio, en Nules podéis recibir… hay una casa que eso…”. [45 min.] Entonces nosotros la pedimos, nos llaman el 8 de marzo.

Todo el mundo de los “niños” que se iban de Rusia se iban en barco o en avión, y yo cogí mi cochecito Lada que tenía, lo preparé, me monté en él… Cuando me querían dar el billete yo digo: “A mí no me deis eso, yo me voy en coche”. Y me monté en el coche y vine para España. Yo tenía mi perro, y allí no se podía tener perros, pero yo tenía a mi madre en Fuendetodos, entonces llevé a mi esposa con el perro a Fuendetodos, ella se quedó allí y yo me quedé… Porque nosotros pensábamos que, para residir, nos decían que nos podían dar vivienda en Madrid, y yo estaba allá, entregué los documentos, pero cuando apareció éste nos vinimos aquí. Y vine, recibí este piso, enseguida fui a Fuendetodos, recogí a mi perra y a mi esposa y para aquí. Lo que pasa es que no había nada, dormíamos en el suelo, estaba todo vacío. No teníamos dinero, todavía no nos habían puesto la pensión. Pero luego nos dieron una ayuda, cuando volvimos al país ya estaba el euro. 1.500 €, nos daban, con eso ya podías vivir. Pero [al principio] no había dinero y tuvimos que venir sin nada. Luego cuando nos avisaron tuve que ir a Madrid y recibí ya ese dinero y ya compramos algo. Pero aquí de Cáritas nos dieron unos catres y eso, pero pasamos un poco… Nos pagaban productos, y luego nos pusieron el subsidio de desempleo, aunque ya éramos jubilados. Y teníamos que ir a Vall d’Uixó cada rato. Y luego llegó la pensión y ya nos empezaron a pagar, pero pasamos un poco de… A mí me ayudaba mi madre, claro. Y yo tenía unos armarios allá, los desarmé y en el cochecito mío los traje para aquí. Como aquí hay armarios empotrados pero están vacíos, lo hice todo, y después iba al Ecoparque y ahí había muebles mejores que los que teníamos nosotros; encontramos las mesitas, todo… Esto no, esto lo compramos después de mucho tiempo. Mira: esto lo tengo yo desde el año 57. Esto fue el regalo de mis amigos cuando yo me casé en Moscú, me regalaron esta águila, como sabían que a mí me gustaba… Mira, mi padre: Antonio Salueña [fig. 35]. Y entonces yo lo traje, esto es un recuerdo. Es muy bonito.

[50 min.] Ahora el día 2 de abril tengo que ir a Valencia. En la Universidad [Popular] de València se abre la exposición de los Niños de la Guerra, y yo tengo que ir a contar mis experiencias. Ya me llamaron una vez a Sueca, en Sueca estaba esa exposición, y entonces me llamaron. Como quedo yo solo, no hay nadie más, pues me llamaron… Mira qué guapa era mi madre. Esto… cuando la boda, me parece que es [figs. 17 i 18]. Mira, yo tenía estos documentos, pero qué fue de ellos, no sé. Bueno, me los quitó mi hermano, luego él se murió y ya… [figs. 36 i 37] Entonces fui a Sueca y estuve ahí como cinco horas, me traían un grupo de muchachos, luego otro y otro y otro… Me llevaban para allá, un café y… Después de Sueca me mandaron las fotos, ahí las tengo. Y hace unos diez días me llaman: “Sergio”. La que lleva el archivo de los Niños de la guerra es Dolores Cabra, que es muy amiga mía, nos conocimos en Moscú. Yo cuando voy a Moscú siempre voy al Centro Español, y ella estaba allá por cuestiones de los Niños y nos encontramos. Y entonces dice: “A este no lo conozco”. Dice: “¡Si éste es nuestro!”. Mira, yo [fig. 38]. Mi hermano, [figs. 39 y 40] en el año 35. Y allí nos conocimos. Y le dijeron: “Este viene todos los años en coche”. “¡Uy!”. Y desde eso ya cogió mis teléfonos y me llama. Y entonces me dice: “Sergio, ahora va esto en València, en la universidad. Por favor, te pido que vengas”. Y digo: “Bueno, voy”. Entonces, el día 2. Van a venir a por mí, me recogen y allá tendré que estar hablando; como no sé dónde está la universidad ni nada… Yo en Valencia sólo sé la estación, la plaza de toros y la plaza del ayuntamiento. Mira, en 20 años que estuve aquí, ni una vez estuve en las fallas. Porque dicen que hay tanta gente… Y yo por mí no… Mi esposa está más delicada.

Hay por ahí [una foto de] mi madre en Crimea [fig. 27], en el sovjós, que eran todo manzanos y eso, no sé por dónde está. Mira, primero era artillero, después se hizo piloto [fig. 41]. Mira, mis abuelos. Estos son los padres de mi madre y estos los padres de mi padre. Todos están enterrados en Fuendetodos. En Fuendetodos, en el cementerio, hay 26 Salueñas enterrados. Ahora 27, porque mi hermano está ahí también. Y yo, a todos los que se morían aquí, los llevaba a la montaña y de ahí esparcía las cenizas, porque eso era lo que pedían ellos. Como no tienen a nadie, para qué ocupar ahí sitio si nadie va a ir ni nada.

[55 min.] Regresamos a España, era el año 2000 y cuando pareció que podíamos residir aquí, yo en el cochecito mío monté a mis amigos, vinimos al Instituto de Vivienda y el 8 de marzo nos dieron las llaves de la casa, pagamos el primer mes de alquiler, pero como casi no teníamos dinero durante dos años pagamos 10 € por el alquiler. Ahora pagamos 100. Pero el otro día me cobraron 200 de electricidad: la pensión rusa. Esto era un lugar de descanso en Rusia [fig. 16]; aunque mis padres vivían en Kiev, con la Cruz Roja, gratis, venían para 15 días y yo como estaba en Moscú iba a verlos. Éste no recuerdo quién lo fotografió: es Stalin. Este monumento es el único que ha quedado, los quitaron todos. O igual también lo quitaron.

-¿Y ustedes en Rusia estaban muy politizados? ¿Estaban con el comunismo…?

-No, porque como nosotros veníamos a España… Los que no salían pensaban que aquello era… Nosotros íbamos, veíamos la diferencia… Muchas cosas no sabíamos, luego nos enterábamos: la gente que estaban en los Gulag, la cantidad de muertos… En la guerra murieron 28 millones de rusos, entre 11 millones de ejército, lo demás era la población civil que los mataban los alemanes. Cuando el ejército se fue, la gente a dónde va a ir: pues ahí se quedó. Y luego con los alemanes tenían que trabajar para vivir con ellos, pero es que luego, cuando ya a los alemanes los sacaron, toda esa gente que estuvo bajo la ocupación alemana, a toda esa gente ya no les creían y a muchos los mandaban para [Siberia]. Todos los soldados que por una situación o porque estaban heridos, los cogieron presos y eso, muchos no querían volver a Rusia porque sabían lo que les iba a esperar, pero es que los americanos y los ingleses los entregaron. Los liberaron los ingleses y americanos, en la zona aquella… Los entregaron a los rusos y ahí directo para Siberia. Todos para allá. Y además, los organismos internacionales… para defender a los presos había convenciones internacionales, pero Stalin dijo que “Yo no tengo presos de guerra, tengo desertores”. Porque se entregaron. Y entonces no firmó el convenio, a los rusos los mataban. Nosotros sabíamos todo lo que pasaba. Ni socialismo ni nada. Robar, y robar… ¡y siguen todavía! [60 min.] Mira, hoy dieron por la televisión, como nosotros la tenemos de eso [reciben la televisión rusa], hasta la fábrica que está construyendo tanques y eso modernos ahora, la dirección robaba dinero. El sector por el que más se preocupan es el ejército, porque tienen que tener buen ejército si no se los comen los americanos. Los tienen ya rodeados por todas partes, la NATO [OTAN en les seues sigles en anglés] ya está en las fronteras de Rusia, y eso que habían prometido que no, que no se iban.

Tienen ahora una industria militar, unos cohetes que no tienen ni los americanos, que van a 20.000 quilómetros y que no los pueden… Y Putin lo dijo, porque como les decían que eso es mentira, es todo un montaje, entonces él lo enseñó por la televisión. Y además ese cohete rodeó América. Ahora los americanos salieron del tratado de la seguridad, porque cuando hicieron ese tratado los rusos destruyeron sus cohetes de alcance medio, ellos no; los guardaron y ahora los están sacando. Y dicen los rusos: “¿Y ahora qué tenemos que hacer? Pues nosotros tenemos que hacer algo para defendernos”. Y además dice; “Nosotros sabemos qué es la guerra, ¡hemos perdido tanta gente!”. La mitad de la parte europea destruida. Hasta ahora no pueden llegar todavía a cómo estaban antes. Y entonces dice: “Eso sólo es, si es que los americanos empiezan a poner cohetes suyos en los países europeos que están fronterizos a nosotros, la contestación nuestra va a ser no sólo para esos lugares donde están los cohetes, sino para tal sitio, el que da las órdenes e indican: para Trump, para… Nosotros nunca vamos a empezar, pero si vemos que la cosa está a eso, les vamos a dar una respuesta que ustedes en su vida los han conocido”. Como ellos nunca tuvieron guerra ni… 500.000 americanos murieron en la guerra, y más que nada ellos estaban con los japoneses luchando. Y estaban luchando con los japoneses y tiraron las dos bombas atómicas. Cuando Rusia derrotó a Alemania, enseguida los americanos dicen: “Por favor, ayúdennos a terminar la guerra con Japón”, y los soldados en vez de ir para su casa, en los trenes los llevaron hasta Siberia y de ahí ellos se metieron en Japón, derrotaron al ejército “kwantungski”, que aquellos no podían con ellos, los derrotaron, y después de eso los americanos, en venganza de que en Pearl Harbor les bombardearon, les metieron las dos bombas atómicas a la población civil. Allí no había militares, no había sentido para nada. Entonces los rusos dijeron: “Ustedes son los únicos que han utilizado esas bombas, nadie más, y han matado a gente después de que no hacía falta, porque ya nosotros habíamos derrotado al ejército”. Cuando pasó lo de Pearl Harbor, que perecieron unos 3.000 americanos, todos los países les daban a América el pésame. Stalin, nada. [65 min.] Y entonces cuando le preguntaron: “¿Cómo es eso, por qué? Nos han matado 3.000 soldados, marineros, y usted…”. Dice: “¿Y quién me da a mí el pésame, que yo cada día pierdo 10.000 soldados? Cada día pierdo 10.000. ¿Y vosotros con 3.000 quieren que yo les dé el pésame?”. Y además los americanos querían… es que los alemanes ya no les hacían resistencia, todo contra los rusos, y llegó un momento en que los americanos querían coger Berlín, pero Stalin dijo: “No, no”, y entonces ellos rodearon Berlín porque la otra parte pusieron… y dijeron aquéllos: “Vosotros sois nuestros amigos y eso, allí sentaros. Aquí no hacéis nada. No os vamos a dejar pasar porque Berlín lo vamos a coger nosotros”. Y perdieron 700.000 soldados para coger Berlín, porque Berlín era una fortaleza, calle por calle. Para liberar Varsava [Varsovia], Budapest, todos, les costaban miles y miles [de vidas]. Liberaron toda Europa. Lo único que, claro, después, como aquellos formaron la NATO, en Rusia todas las naciones que se liberaron vivían mejor que la propia Rusia, y claro Stalin los apretaba: Checoslovaquia cuando se sublevaron…

Yo antes, cuando vivía allí y ya teníamos comunicación con España, por ejemplo, en el fútbol yo era hincha del Real Madrid, sólo conocía desde allá a Madrid, no sabía que había algún otro equipo. Y entonces, cuando aquello, si había alguna competencia, algo que era Rusia y España, yo estaba de parte de los españoles. No sé por qué. Pero ahora cuando vivo aquí, ahora estoy de parte de los rusos.

NOTES AL PEU

[1] Sobre Antonio Salueña Lucientes “Pintamantas” (Fuendetodos, 10-05-1898 / Ucrania 23-12-1959), ver la nota biográfica de José Luis Ledesma, “Sobre el aviador Antonio Salueña Lucientes ‘Pintamantas’”, en el magazine digital El sueño igualitario 29, de 2006. Accessible en http://www.cazarabet.com/esi/numeros/29/index.htm#salue%C3%B1a

[2] Véase el relato de los hechos que el historiador Dimas Vaquero Peláez realiza en el texto: “Bombardeos sobre la ciudad de Zaragoza durante la guerra civil española”, en Rolde: Revista de cultura aragonesa 114, de 2005. Accesible en http://www.rolde.org/content/files/magazine_27_04_Rolde%20114.18-25.pdf

[3] Teresa Grasa Sancho (2011), Eloísa y su huerto entre los manzanos. De Fuendetodos a la Unión Soviética. Autoedición. Se puede acceder a una simpática reseña en el blog del exilio en Rusia: https://exilioenrusia.blogspot.com/2011/09/eloisa-y-su-huerto-entre-los-manzanos.html. Reedició: https://www.editorialcomuniter.es/libro/eloisa-y-su-huerto-entre-los-manzanos/

Sergio Salueña, xiquet de la Guerra exiliat en la URSS

Nom/Cognom Sergio Salueña Salueña
Títol Sergio Salueña, xiquet de la Guerra enviat a Rússia
Categories Guerra civil, II Guerra Mundial, immigració, infància, oficis
Data i lloc de l’entrevista Divendres 22 de març de 2019, casa de l’entrevistat.
Equip entrevistador Etnograma (Laura Yustas, Nelo Vilar)
Enllaç https://youtu.be/avjuHi2kWIE
Extracte https://youtu.be/IVNnr7Rrq28
Transcripció en PDF

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Figs. 26 y 1


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