Feia molt que ens havien parlat de Vicente Lucas Sanahuja, “el Blanquero”; finalment vam coincidir amb ell arrel de les entrevistes sobre jocs i joguets, pel seu paper organitzant i participant en la cavalcada dels Reis Mags. Amb ell parlem d’agricultura, la seua passió, sobre la que ha escrit abundantment i que ha practicat amb brillantor, darrerament en la seua vessant més ecològica, lliure de plaguicides. Parlem també de la varietat de la Clemenules, que es va trobar en un hort de la seua família, i ens esplaiem quan arribem a la història del més de mig segle organitzant la cavalcada dels Reis Mags, que ha donat per a nombroses històries i anècdotes molt gracioses.
Sinopsi
Entrevista amb Vicente Lucas Sanahuja (1940), llaurador vocacional, investigador en l’àmbit de la citricultura i participant i organitzador d’actes cívics, entre altres la cavalcada dels reis durant ¡52 anys!
Transcripció
Yo me llamo Vicente Lucas, nacido aquí en Nules. Soy agricultor, ya voy a cumplir 80 años pero me enorgullezco de haber sido y ser agricultor hasta que me muera. He disfrutado mucho porque durante 40 y tantos años he sido encargado de campos experimentales, y no comprendía cómo ingenieros de alta élite, mundialmente conocidos -por ejemplo Don Navarro Lucas, el del microinjerto, Don Rafael Bono, de variedades, entre otros-, de vez en cuando: “¿Iremos ahí? -Sí, hombre”. Íbamos a los campos y a veces: “¿Y por qué haces esto? -Lo hago por esto y por esto. -¿Y aquello?…”. En fin: yo aprendía de ellos y ellos sabían de mí lo que yo tenía de… en fin, lo de cada día. La práctica. Claro, he estado en contacto con ingenieros de alta élite, mundiales, por ejemplo un ingeniero agrónomo del estado de California; este señor me preguntaba cómo va la investigación, digo: “Aquí en España, y sobre todo en Valencia en el IVIA es… -Dice: No, aquí, aquí; de cada peseta que os gastáis ahí en investigación aquí son miles”. Dice: “Mira si es bonito que para este año sacaré unas semillas de sandía que no tendrán pepitas. -Digo: Cha, Joaquín, ¿por qué no me mandas unas semillas?”. Y yo fui el primer agricultor de toda Europa, por no decir del mundo, ya, bueno… Aquellos estaban en investigación, que yo cultivé sandías sin petitas. Mi mujer era entonces novia, y diremos que la segunda sandía que cogí -la primera la probé yo, y digo “esta para mi novia”. Y: “Guárdame las semillas. -Uy, ¿qué has hecho aquí?”. O sea que he disfrutado mucho de la agricultura.
De usted nos habían dicho que en la feria agrícola de Nules le premiaban habitualmente…
Sí, siempre me gustaba alguna novedad. Este año desgraciadamente pues no estaba… mi mujer recién muerta y no tenía ilusión para nada. Pero recuerdo que el año pasado saqué unos melones de calidad. Después, también mis nietos me decían: “Yayo, ¿eso del cacahuete…? -Digo: El yayo plantará este año”, y planté un surco y cada mata tenía un montón de cacahuetes, y cogí una buena gavilla y algunos probaban el cacahuete… [no les gustaba]: se creían que ya salía de la mata… “No, hombre, no: esto se lleva al horno… -¡Uy!”, y eran novedades. De plantas, hortalizas: siempre novedad, que la gente no lo conocía. Actualmente un quilo de tomates de calidad como es el valenciano, el raf… son dos variedades punteras: a euro, o euro y un poquitín el quilo. Y yo cultivo una variedad que se está pagando entre siete y ocho euros, que se llama la Rosa de Barbastro. La gente no la conoce. No comprendo… la gente si se planta ahí unas matas pa casa pues buscad la calidad. Y sobre todo en después es muy interesante el prescindir totalmente de los plaguicidas: les tengo horror. Porque en estudios recientemente realizados por científicos -aunque eso lo dije yo también en el homenaje al labrador: de cada tres mujeres, dos van a tener cáncer. Los hombres de cada tres, uno. Debido a los plaguicidas. Si la gente conociera esos bichitos que hay rodando el naranjo, [5 min.] que algunos se creen que son dañinos… No: está el Crisopa carnea, el Coccinella septempunctata [la Marieta de set punts o Mariquita] entre muchos más. Que estos comen pulgón, comen arañas y si los quieres matar te tienes que gastar dinero y envenenar, no digamos si tienes algún melocotonero bueno: llevas a casa veneno para la mujer. ¿A mí qué me importa que se pudran dos o que se pudran cuatro? Me da igual, pero a mi mujer, a mis nietos, esto es ecológico. Esto es, del árbol: “No tengas miedo, no, que aunque no lo laves, tranquila”. Eso también los agricultores… Desgraciadamente pues hoy me acaba de enseñar un amigo una fotografía de la clemenules que está vendiéndose hoy en Frankfurt, en Alemania: falta… o sea, a 8’99 el quilo. ¿Cómo puede ser tanta la diferencia de…? En pesetas… ¿aquí 50 pesetas y allá ese precio? ¿Dónde está… que paga gastos los intermediarios? ¿Qué está haciendo el gobierno? El agricultor tiene que tener… no para hacerse millonario ni rico, simplemente ya tiene bastante el agricultor con la satisfacción “¡qué judías estoy cogiendo! ¡Qué tomates, qué pimientos, qué berenjenas…!”. El disfrute de ver crecer la planta, y eso es mi hobby. En ese campito hi han 2400 metros cuadrados pero allí no puedes dejar caer una aguja. Pero sí que el que se dedica a cultivar naranjas por lo menos que sepan que el cultivo medio es de unos 450 € por hanegada; que le quede a ese hombre, a ese cultivador lo suficiente para poder el año que viene seguir cultivando, no como el año pasado que exportamos ahí en la cooperativa, de la cual soy yo también fundador: Nulexport, que exportamos algo más de 50 millones de quilos, algo más, y no cobramos un céntimo. Ni un centimito. Mi mujer, pobre: “Vicente, ¿y no nos darán aunque sea pa cultivar? -Pues no lo sé, hija”. O sea, que esto no es así. Hay que tener… la mujer se pone ahí 50 € al bolsillo, se va al mercado y cuando llega a casa ni lleva comida ni lleva dinero ni lleva na. Carísimo todo y mal cultivado. No, hemos de cambiar el chip desde los gobernantes, que deben saber cómo y de qué manera orientar a aquel agricultor pa decir: “Trabaja ecológicamente, no nos envenenes. Ni te envenenes tú ni a la familia ni a los que nos venden. Y procura producir calidad” porque lo que está en la mano del agricultor es la poda bien hecha, eh?, ese cultivo que no le falte al árbol… en fin, que no tenga carencias de… que no esté enfermo el árbol. Todo esto lo habían de transmitir porque la juventud de ahora no quiere saber nada, emigran… Yo veo que el cultivo del naranjo…
Bueno, tú pregúntame, que yo me he cogido el rollo… Y esto son problemas que hay que solucionarlos, entre todos.
Bueno, usted nos contaba antes que su familia era la que encontró [la variedad de] la clemenules.
Bueno, normalmente… Sí, era un campito que está de donde vivo yo, allá en la calle… como si dijéramos… si conocéis el pueblo de Nules, allí en la entrada del Calvario, pues diríamos 45 pasos hacia la derecha, allí es donde apareció -hoy ya es toda zona urbana-, allí es donde apareció ese arbolito. Cuando yo lo vi la primera vez trabajaba con mi padre labrando allí en la caballería, yo era jovencito: 14 años, en el 54. Mi padre me decía: “Mira este arbolito, ¿tú lo ves? -Sí. -Pues este arbolito, esta rama hace las clementinas de mucho más calibre. El resto es clementina fina, [10 min.] como el resto de las 25 hanegadas que tenía la parcela. “Uy. Bueno, pues ya lo veremos”. Y iba yo mirando el arbolito y iban creciendo los frutos hasta que me di cuenta que era una mutación que quién me iba a decir, al cabo de 70 años más o menos, que había de ser tan famosa en el mundo entero. Se está cultivando en Marruecos, Argelia, Israel… en fin, en 18 países sudafricanos, está ya en Estados Unidos, está en la isla de Córcega en Italia, la clemenules está por todo, y aquí donde estamos viviendo nosotros, en la provincia de Castellón, aquí calculo yo que está ya el 80% del cultivo clemenules. Pocas variedades más. Todas las variedades que yo conozco pues todas se han aclimatado muy bien, desde aquellas antiguas de la Moro Catania, Cadeneras, en fin de la gama de las comunas. Eran naranjas que más se comían pero ara últimamente son pa zumo. Que hoy, actualmente, esta variedad se está cultivando mucho en Brasil. Pero Brasil pues recogen las que les parecen pa consumo y las demás es todas pa zumo. El Nic [llimonades fetes en Vila-real, com explica Flora Escrig en la seua entrevista], la Fanta, etc., esto es todo de allá.
Pues este arbolito, mira, tal como iba haciéndose pues… íbamos dándole cosas, por ejemplo antiguamente esta variedad era Clementina Nulera, Nulesina, Victoria, Reina, hasta que un señor, Viveros Canós, el tío Ramón, dijo: “No, a mí me gustaría que esta variedad se llamara para siempre “Clemenules”, y hasta hoy en día se está llamando y está conocida por todos como Clemenules. Es para mí una satisfacción ser el único agricultor que le hizo fotos al naranjito aquel, y he escrito la historia, la vida de este arbolito. Y sí, sí, lo tengo todo…
¿Y esto lo podríamos publicar?
Hombre, claro. Hombre, es que esto fue un tema que patrocinó la Caja Rural de Nules en aquella época, hace 24 o 25 años, que se trataba simplemente… el tema era -con los juegos florales en Valencia-, el tema era “Problemática en la recolección de la Clemenules: su conservación hasta el consumo”. Que tuviera entonces, pues yo ahí dedico ese trabajo a los jóvenes agricultores para que vieran cómo la tratamos y cómo la debíamos de tratar; el mal que se hacía en un estudio que me costó tres años, bueno tres temporadas de… El mal que se hacía cuando la naranja la cogíamos a tirón: despezonadas, algunas se movían por dentro y a los dos días se podrían. Después venían las reclamaciones al comerciante o a la empresa. Y no, no se debe coger así: debe cogerse de esta manera; el capataz debe vigilar esto y aquello; en fin… Y todo esto pues era, diríamos, a la contestación al tema. No te puedes… si te hablan de cómo es el toro no hables de manzanas, porque si no el premio no te lo van a dar. Y este premio recuerdo que me dieron 100.000 pesetas en aquella época, sí. Ese año gané dos premios en los juegos florales, sólo es que yo no sé escribir y entonces cuando yo escribía a mi manera pues mi hija es maestra y ella me los corregía: “Papá, esto lo has repetido dos veces. Papá, esto es punto y aparte; papá, aquí has puesto… así no se acentúa. -Bueno, pues arréglamelo tú”, y claro, entonces… Pero he vivido muy a gusto. Y a mí me ha gustado cultivar hasta… hasta tengo dos arbolitos, que ya tendrán más de 20 años, de, según dicen, es la fruta más antigua que se conoce en el mundo. Sí, la… es de allá de China, el Comoyo o Lusai, la pera… no, de Japón, la pera-poma japonesa: [15 min.] ni es pera ni es manzana, pero a mí me gusta, tiene buen paladar. Pero dicen que es muy antigua. Me gusta cultivar varias variedades de ciruelas, en fin… Mucha fruta. Y mis nietos pues vienen allí y: “Yayo, ¿y esto qué es? ¿Y esto para qué? ¿Y puedo…? -Coge todos los melocotones que quieras, hombre”. Eso es lo bonito en la vida.
¿Nos puede decir el año de nacimiento?
El año 1940. Ahora a primeros de año ya 80 años.
Bueno, usted está muy bien.
No, uy, estoy ya… Yo con la muerte de mi mujer hace hoy cuatro meses me he deshecho. Es que no sé cocinar… Aunque mi hijo está muy pendiente de mí, pues… no. Sufro la soledad y todo eso. Pero en fin… también he disfrutado mucho en la vida.
Claro, es apasionante, todos los cambios que ha visto usted…
Sí, yo en esta parcelita pues ahí tenía yo… tengo allí lo menos 40 rosales allí en la orilla, que hace como un jardín. Me gusta plantar los nardos, esa flor tan perfumada. Y mi mujer pues, por las tardes, después que yo trabajaba en la poda o lo que sea, entonces: “Me voy a dar una vueltecita… -Yo también voy”. Y en fin, y disfruto de verlo aquello, mira. Ayer recogí unos capullos de rojo de velodillo y unos nardos, se los llevé allí al cementerio pero es igual: Cha, ¿esto es la vida? La vida no es por ahí, ¿eh? La vida… Hay que trabajar, hay que cultivar, hay que hacer las cosas bien hechas, pero el respeto, el cariño, el tratar bien a la mujer, decirle “qué bonita eres, qué guapa”; todo esto es salud, es vida. Cuando eso se pierde… Sí, es bonito todo eso que hemos dicho de antes, pero la vida tiene algo esencial que es eso: el comportamiento, el respeto, ese decirle a la mujer: “pero qué bien cocinas. Pero ¿tú sabes lo bonita que eres?”. Y ves cómo suspira… A mí también me gusta cuando ella me decía: “Pero qué parral de… ¿Tu sabes qué cantidad de sandías hay? Pero ¿qué haces, Vicente? -Ay, pues mira esto…” pues cuando ella me lo dice…. Hay que hacer las cosas y hacerlas todas bien hechas, desde lo primero hasta lo último. Así y todo resbalamos.
¿Usted es de familia de Nules?
Sí, sí. Yo soy nacido aquí y toda la vida he vivido aquí.
¿Y a qué escuela fue?
Aquí… pero es que antiguamente… yo tuve muy mala suerte. Porque en la escuela que yo iba, que era aquí a Lope de Vega, pues ahí había el maestro, Don Antonio Benito, un hombre ya muy mayor, y este hombre le faltaba un brazo al pobre pero allí tenía de alumnos que eran cinco años mayores que el grupito nuestro, y él cuando explicaba una cosa era para los mayores. Los medianos y los otros no entendíamos nada, y al final era tanta la aburrición que cogimos que, hombre, yo por lo menos me voy a cuidar al caballo como está rodando a la noria (¿eh?: morunas) y ayudaré a mi abuelo, a mi padre en la recolección, lo que sea, pero yo me voy al campo. No quiero ser… Voy a ser agricultor. Pero después me he arrepentido y me hubiera gustado tener mi carrera, haber estudiado. Y lo poquito que aprendí pues fue ya en el servicio militar. Digo: “no, no, aquí voy a aprender a cultivar y a hacer las cosas yo en los cursillos, cientos de cursillos que se han hecho, y ahí pues yo he aprendido un poquitín, pero de escuela nada.
Estamos preguntando sobre juguetes y juegos. [20 min.] ¿Usted recuerda en su infancia si eran generosos los reyes por ejemplo?
Yo salí de rey y aquí llevo unas fotos del año 58. Y recuerdo que un año, tendría yo pues 7 u 8 años, y los reyes me trajeron un carrito… un carro, con un caballo de cartón que iba allí enganchado al carrito y yo pues tiraba del caballo… pero aquello me sonaba a mí muy mal… “esto no…”. Fuera el caballo de aquí y cogí un perro que tenía bastante guapo, muy parecido a un pastor alemán y era muy obediente aquel perro porque sabía que si no… y lo enganché al carrito… con unas cuerdecitas y aquí al cuello una bufanda para que no se hiciera daño y allí me fui yo por toda la calle San Pascual y luego por la calle Ancha… a caballo yo del carrito -¡ah, sí, sí!- y el perro andando. Que fue pues… más de una hora. Pero el perro se ve que cuando llegó a casa y yo el desenganché para que fuera a beber o lo que fuera, cogió y se largó, dice “a mí ya no me pillas hoy, ¿eh macho?”. Pero eso era lo que hacíamos antes. Nos hacíamos los juguetes los chiquillos. Con una cajita de cartón hacíamos… el que tenía afición al carro allí cargaba cuatro piedrecitas, de caballo era un ladrillo… en fin. Y ya en después ya sobre todo las… ya jugábamos al sambori que llaman, que hacíamos las rayas, a saltar. Eso era más juego de chicas, pero nosotros también jugábamos con ellas. Y si habíamos de hacer un partidillo a fútbol pues nos teníamos que hacer con periódicos y con ropa y con cuerdas un baloncito, que duraba lo que duraba, con cuatro patadas. Pero, en fin, eso eran los juegos. Y yo he disfrutado mucho, en 50 años que he organizado y he salido en la cabalgata de reyes.
Iba a preguntarle por eso: ¿cómo se le ocurrió meterse en ese…?
Pues… años antes el barrio de San Joaquín pues quisieron hacer algo nuevo. Y buscaron hacer reyes, tres hombres jóvenes, pero recuerdo a uno que le llamaban David, y este llevaba la bandera de la banda de música, que aquél en vez de decir a los niños “ven aquí, mira un caramelo” o esto o lo otro: “Si te cojo te corto el cuello”. Entonces pues los niños salíamos pitando, y esto tampoco era. Yo recuerdo una anécdota de que un señor en plena cabalgata vino y me dijo: “Oiga, majestad, quisiera tener una fotografía de mi hija encima de su caballo y de usted. -Digo: Hombre, tráigala”. Y me trajo la chavalilla que tendría a lo mejor 10 años, en fin ya estaba algo… Pero la veía yo muy nerviosilla o algo, y “Uah, como todos, se ponen nerviosos”. Intenté darle unos caramelitos y ella no paraba demasiado bien… “Uy, qué nervios tiene la chiquilla”. Y empecé yo: “Bueno, vamos a ver, ¿tú obedeces bien a tus padres, tu padre y tu madre? -Sí, sí, soy obediente. -Vamos a ver, ¿verdad que en la escuela también atenderás al maestro y harás… en fin, el respeto a los compañeros… No me falles ni un día, ¿eh?, a la escuela, que los reyes eso lo sabemos todo”. Se puso a llorar aquella chavalilla, su padre la cogió, se la llevó, y al momento vino su padre otra vez: “Señor, su majestad, nos ha dado usted la noche. Usted le ha dicho a mi hija que estudie, que vaya todos los días al colegio, ¿verdad? -Sí, sí, claro. -Es que mi hija no va al cole porque es ciega de nacimiento”. Digo, bueno. Y anécdotas pues muchas. Muchas, en 50 años he disfrutado de los chiquillos, yo he sido rey de mis hijos, rey de mis nietos. [25 min.] La última vez que salí de rey hará pues siete u ocho o diez años, sí, no hace… en fin, el tiempo se pasa deprisa. Y me dije yo a mí mismo: “este año no lo va a saber nadie que yo salgo de rey, ya lo verás tú. Nadie, ¿eh?”. Y sólo el concejal de cultura y que no lo sepa nadie. Total, que le dije a mi mujer, digo: “A la misma esquina de la calle Mayor y la plaza, allí nos veremos, yo me voy a tomarme un café y como hay mucha gente en ese punto nos veremos. -De acuerdo. -No te olvides de que los nietos, la nieta, los hijos, hija, todos allí, ¿eh? Allí nos veremos, en la misma esquinita, ¿eh? -Vale”. Total, que ya llego yo allí y lo primero que hago es coger ahí unos caramelitos y dárselos a los nietos, que los cogían temblando pero allí estaba mi hijo en su hija al brazo, y se acerca un poquitín, se queda mirándome a los ojos y da un chillido: “¡Mamá, mamá, es el papá!”. ¡Cha!, toda la gente se enteró, y digo, bueno igual se tienen que enterar porque luego subir al balcón y hacer el discurso pues allí me van a conocer, pero en fin, ya veremos cómo me las arreglo. Pero anécdotas muchas.
¿Quién lo organizaba? ¿Era el ayuntamiento?
En un principio era un chico, un gran amigo que era el delegado del Frente de Juventudes, pero aquél dice: “Esto es muy duro para mí: un año tú, un año yo. Un año organizarás tú y un año organizaré yo, pero tú saldrás de rey. -Bueno, vale, yo saldré de rey, también me lo paso bien”. No nos daban nada, pero en fin… Una anécdota muy curiosa es que, estando… prestando el servicio militar, pues recibió una carta el coronel diciéndole el señor alcalde de Nules que me necesitaba para organizar la cabalgata de reyes. Y el señor coronel, Don Ramón, que era una gran persona ¡y un gran amigo!, sí, le dijo al capitán Moreno: “Mira lo que me han pedido de… -Y tú qué. -Mes y medio le doy” -el coronel. Y el capitán le dice: “Yo mes y medio más”. Y me vine pa tres meses. Claro, en el año siguiente había terminado yo el servicio militar y el alcalde de Nules: “Este año tienes que organizar tú la cabalgata… -No, este año le toca a Pepe y que salga Pepe, yo he salido ya varios años. -He dicho que tú”, y hasta donde yo trabajaba haciendo cajas de naranja vino un agente de la guardia civil: “¿Usted es fulano de tal? -Sí. -Usted va a salir de rey hoy, a buenas o a malas. -¿Y a malas? -Usted va esposado, y no se me escape que yo no fallaré, ¿eh? -Cha, digo, a buenas”. Y cuando llegué allí a la plaza nos recibió el señor alcalde, Ricardo Llombart, el mejor alcalde que hemos tenido en el mundo entero. Y: “¿Qué tal, majestades, el viaje? -Uf, mucho nieve, mucho frío… Se nos ha muerto un camello”. Total, que se cabreó él, dice: “Tira pa adentro que te voy a matar. ¿Por qué no querías salir de rey?”. Total, que dio la orden al agente y: “Cuando se termina la cabalgata aquí”. Yo le dije a mi padre, que era concejal, digo: “Mire, su amigo. -Dice: no, no, vete que a mí ya me ha hablado”. Total, que llegué allí al ayuntamiento y le dijo al agente que estaba allí de guardia: “¿Tú ves a éste? Pues éste que te haga compañía toda la noche. Y si te molesta lo enchiqueras”. Y me pasé toda la noche encerrado allí en un cuartito pequeñito, toda la noche. Mi novia esperándome en el roscón y yo allí. Y a la mañana fue cuando me dijo: “¿Qué, te lo has pasado bien o mal? -Digo: Mal. -Yo peor que tú”, me dijo el alcalde. “Esto que no ocurra más. -Digo: Si quiere le haré… montaré una cabalgata cada día. -No, en una al año basta. Pero sal”. Y hasta hace pocos años he salido de rey. Puedo… en fin, muchas anécdotas y curiosas, muy alegres y bonitos. Disfrutaba también cuando íbamos los reyes a la mañana siguiente a visitar al… el, diríamos, [30 min.] la residencia Virgen de la Soledad, donde están ahí pues habrá unos 80 más o menos o 90 ancianitos y ancianitas. Y allí pues yo les hablaba, un discursito. Y recuerdo que el último discursito les dije que al entrar allí me había dado la impresión que aquello era el primer portal de Belén, allí viendo a la Virgen María en brazos con el Niño Jesús, que había lo mismo. Lo mismo. “Nosotros aquí no traemos oro, incienso ni mirra, pero sí os traemos regalos, y darlos a vosotros la ilusión de niños. Y también ver a las monjitas, que con su inmenso corazón de grandeza cuidan de vosotros día y noche, igual que lo hacía la Virgen María con el Niño Jesús”. Y allí pues, mi mujer también, que estaba allí: “Ay, me has hecho llorar también. -Digo: Pues no, mira, ¿ves qué cara?”. Y ahora les dábamos a los reyes… ay, a los ancianitos, bien una cajita de bombones, un paquete de caramelos… en fin. Y son anécdotas curiosas de toda una vida.
Y, por ejemplo, los trajes, los disfraces…
Los trajes antiguamente no teníamos, ahora afortunadamente no sé si habrá lo menos seis o siete lotes en Nules. O más. Creo que el año pasado estrenaron también trajes porque no los había visto yo nunca. Y entonces un par de meses antes de los reyes yo me iba a Valencia a una ropería que se llamaba Insa, Ropería Insa, y allí pues elegía tres trajes de reyes, tres pajes, tres heraldos, tres soldados, en fin 12 o 13. Y “ya lo mandarán a Nules tal día”. Y esto en aquella época valía por las 4.000 pesetas, y un año le dije: “Mire señor alcalde, encà no habíamos ido dos manzanas cinco quilos de caramelos ya se nos habían terminado”. Dice el señor alcalde: “El año que viene que no sean cinco, ¿eh? Que sean lo mínimo 20 a cada rey”. Y ya empezábamos desde la granja dando dos caramelitos a cada niño, y él: “No los tiréis como si fuera un bautizo, ¿eh? Al niño le gusta, o a la niña, que se los des en la mano y que le digas algo. Esto ahí se queda para muchos años”. Y en fin, pues luego ya hicimos trajes: ahora pa tres soldados, heraldos, pajes, en fin, y ahora tenemos varios lotes. Sí, ahora no nos falta coronas y barbas, hay un montón.
Y ¿dónde se vestían? ¿En el ayuntamiento, o…?
No, no, no. Yo vestía… claro, yo como veterano: “Ponte esto primero, la corona lo último. La barba, la peluca…”. Y “¡Uy! -Esto es así, eso es así, ¿ves?”, porque había que se ponía las cosas al revés y no, hombre, no. Cosas, en fin. Y disfrutaba. He disfrutado mucho. En las cabalgatas hay que ver los niños en los brazos del padre tiemblan. Están ahí los reyes. No digamos cuando lo coges a uno al brazo y le dices alguna cosita, pues fíjate. Mira, esta es del 59.
¡Madre mía! Claro, usted tenía 19 años aquí.
Sí, sí. Fíjate, del 60, del 60… En fin, tenía muchas, tenía muchas pero dejándolas por ahí por allá y en fin, al final… Hombre, las tendría que buscar, pero hay…
Y éste es usted, entonces.
Sí, sí, sí.
Gaspar.
Melchor. Bueno, he salido de los tres. Una pequeña anécdota: un año, por circunstancias de las que fueran, creo que eran políticas, no me invitaron a salir de rey. Digo, “¡cha!”. Pero hubo un amigo que me dice: “¿Tú te gustaría salir de rey en Betxí?”. El pueblo este vecino. [35 min.] Digo: “Claro que sí, voy allí” y: “¿Te importa salir de negro? -Digo: A mí me da igual”. Entonces con la mascarilla me ponen todo negro y yo, claro, como he salido varias veces también de negro aquí pues yo no me quitaba la máscara porque cuando intentas luego te pones todo morado, y mi mujer no sé qué tenía allí en casa, qué clase de crema, que te la ponías y con un trapo te se iba todo limpio. Pero allí en Betxí yo no lo tenía, y claro, se terminó la cabalgata, subí al coche y aún no había salido ahí tres o cuatrocientos metros de Betxí estaba allí la guardia civil haciendo el stop. Me hace parar y a la que me ve: “¡Manos arriba! -Digo: ¡Señor, que yo soy hombre de paz! Mire… -¡No menee usted las manos encima el capot!”. El otro con la… Sí, sí. “Pero oiga, llamen ustedes al cuartel de la guardia civil de Nules, yo soy fulano de tal… -¡No mueva las manos! -Y: Mire, es que yo les diré: he salido de rey negro y para no quitarme pues ahora cuando llegue a casa pues me quitaré la mascarilla ésta”. Cuántas cosas te podría contar, ¿verdad?
El anecdotario es grande, ¿eh? [risas].
¡Hombre!
Estoy viendo las fotos, los caballos iban muy adornados.
En después sí. Bueno, era de alquiler el tal [el adorno]. Yo salía con el mío, que los caballos allí a la plaza como nos recibía también la banda de música, al tocar y todo esto los caballos se ponían nerviosos. Pues el mío dirías tú que le gustaba. Mi padre se lo dejaba y “De ahí no te muevas”, y ahí se quedaba, pobrecito. Hala. “Eh, ven”…
¿Y el adorno de los caballos era de aquí o era de…?
No, no, esto es una empresa de Massanassa.
Que alquila…
Sí, ahora ya no hay, pero antiguamente en la fiesta de San Vicente Ferrer salían todos los caballos, todos con estas enramadas. Era muy bonico, era…
Sí, sí, los caballos iban… No, era bonito.
Bueno, usted hacía también el discurso.
Sí.
Nos han dicho que era muy gracioso, y que ponía una voz o un acento como extranjero…
Sí, sobre todo si no pronunciaba la erre daba una sensación y… En fin, eso de: “Queridos niños y niñas de este pueblo de Nules”, que íbamos guiados por una estrella al Portal, pero mucho frío y tal y cual y p’aquí p’allá, “pero venimos cargados de juguetes, de regalos, pero sobre todo para los que habéis sido buenos, habéis sido obedientes. Vais a prometernos a los reyes magos que habéis de seguir así, dando ejemplo”. Y todo… y en fin, a la gente le gustaba: “Mm, cha, qué bonito. -Bueno, pues en fin, hasta el año que viene”. Sí. Pues lo que antes comentábamos del coronel Don Ramón, tenía una hija casada en un señor de aquí de Nules, que este señor era el catedrático en Madrid de Farmacia. Y… mucha amistad; ya me arreglaron, diríamos, el servicio militar para estar allá, unos días venir aquí a cavar huerto; ¡vaya mili! Y el coronel me dijo: “Bueno…”, y yo que le expliqué como ahora que se hacía la cabalgata en toda la calle Mayor, la gente… Y llegamos al ayuntamiento, subimos al balcón y allí hacemos el discurso, y: “¿Cómo lo…? A ver, a ver, ¿qué dices?”. Y allí estaba mi capitán y Don Ramón el coronel, y yo pues: “Queridos amigos…”, en fin, que se llevaran bien con los soldados, que no está bien que arresten ni que castiguen; [40 min.] “yo estoy convencido de que de ahora en adelante no arrestaréis a ningún soldado, nos trataréis en…”. Mira, yo veía que les caían las lágrimas. Digo: “Bueno, éstos se han convertido en niños”. Y me vine tres meses, ¿eh? Tuve el tiempo de organizar la cabalgata; de todo. Y eso es lo bonito, lo que me ha quedado en la vida.
Hombre, una experiencia muy intensa. ¿Usted tiene algún apodo aquí en Nules que se pueda saber?
Sí, me llaman, ya de mis abuelos, “el Blanquero”.
¿Ah, sí? De familia…
Sí, sí.
¿Y sabe por qué?
No sé si es porque tendría un abuelo que iba… le gustaría a lo mejor trabajar con la… o molinero, la harina, pero “blanco”, pues “Blanquero”. Y “Blanquero” nos hemos quedado. Sí. Mi hijo… le llaman Vicente Pascual, pero los amigos y todos: “el hijo del Blanquero”.
Yo ya sabía que usted es el Blanquero, claro…
Y bueno, pues bien. Los apodos en los pueblos pues hay de bonitos y hay que no son tan bonitos, pero sí.
Bueno, éste es bonito. Usted es muy conocido, mucha gente nos había hablado de usted ya.
¿Sí?
Sí, entrevistamos a las chicas de la Asociación de Amas de Casa…
¡Ah, habéis…! El año pasado el señor alcalde ya me advirtió: “20 minutos o 22, ni uno más. -Vale señor alcalde, así lo haré”, y hablé de todo lo que habían hecho los agricultores en el término de Nules, antiguamente. Que el término de Nules ha sido pionero, que yo sepa, en asfalto en todos los caminos rurales de Nules, 184 quilómetros lineales de camino asfaltado. Este pueblo no tenía no más que por ahí abajo norias. Ahí a la otra esquina había una, de noria, antiguamente, y en esta casa de aquí al lado, al centro también. Pero… Eran norias morunas. Pero se hicieron 54 pozos de riego. Ahora pues tenemos el río Mijares que, en fin, nos ayuda aquí en el riego localizado. Y hablé de todo lo que se sembraba, cómo se cultivaba todo antiguamente, y la verdad es que me impresionó de ver… Y claro, llegó un momento que tenía que hablar de las mujeres. Porque yo las he visto. Y en letras mayúscula allí en el guion que yo llevaba: “La maravillosa actividad de la mujer nulense”. Pero me quedé… allí en el micro que digo: “Aquí me faltan las palabras. Es tanta la grandeza que no llego, pero siempre se ha dicho que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Pero ojo, ese eslogan las mujeres de Nules lo han superado, porque hemos visto a las mujeres segando trigo, arreglo seguido plantando maíz, cacahuete, en la recolección a los maridos, los hombres, de hortalizas. La cantidad de trabajo, pero ahí no acababa todo, no. Es que la mujer cuando llegaba a casa tenía que cuidar de los pequeños. Tenía que guisar, tenía que lavar, pero antiguamente no habían lavadoras…”. Y empecé a decir todo el trabajo que habían hecho las mujeres pero en eso de la modernidad: “Actualmente hoy en día vemos a las jóvenes, chicas, estudiando todo tipo de carreras, hablando chinés, alemán, manejando maquinaria difícil pero en destreza”, y ya me puse en medio del escenario y no me podía aguantar: “Porque es que sois, las mujeres sois geniales. Sois admirables, dignas de admiración, de respeto y de gratitud”. [45 min.] Y claro, allí estaban las mujeres estas de la… habría unas 40 de estas de estas de Amas de Casa, y… ¡cha! Y eso que yo también le prohibí a mi mujer que allí me aplaudiera. Le dije: “Tú allí no me aplaudas, ¿eh? Tú calladita al lado del señor alcalde y… tú calladita”. ¡La primera que se levantó! Y… en fin, recuerdos todos muy bonitos. Dígame.
Bueno, le liberamos ya [risas].
Gracias, y si alguna vez necesitan algo pues, en fin, yo pues… en estos momentos tan difíciles… pues me alegro.
Vicente Lucas, ‘el Blanquero’. Llaurador i veterà dels Reis Mags
Nom/ cognom | Vicente Lucas Sanahuja, ‘el Blanquero’ |
Data de naixement | 1940 |
Títol | Vicente Lucas, ‘el Blanquero’. Llaurador i veterà dels Reis Mags |
Categories | Joguets, festes, tradicions, infantesa, escola, agricultura |
Data i lloc de l’entrevista | Dissabte 7 de desembre de 2019, edifici Natiu (antiga cambra agrària) |
Data de publicació | Divendres 17 de gener de 2020 |
Altra informació | Esta entrevista es va fer com a part de la compilació de testimonis sobre joguets a Nules per a l’exposició ‘Joguets d’antany’, un projecte de Manel Alagarda, Miguel Ángel Sanz i Susana Tusón. Podeu veure el plec de testimonis dedicats al tema en: http://nulespedia.com/arxiu-item/jocs-joguets/ |
Equip entrevistador | Etnograma (Laura Yustas, Nelo Vilar) |
Enllaç entrevista | https://youtu.be/QAQnwI-LVCk |
Extracte | https://youtu.be/8_jNil-D4kk |
Transcripció en PDF |
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