A primeros del mes de junio de 1938, el Ejército sublevado ya había ocupado buena parte de la provincia de Castellón, estando en puertas de conquistar la capital. El domingo día 12 del mencionado mes, después del mediodía, tres aviones del Ejército rebelde a la República bombardearon varias poblaciones de la Plana que eran cruzadas por la carretera nacional, entre ellas Nules. Como consecuencia de la acción, en Nules resultaron destruidas varias casas de la calle de los Ángeles y de la calle Colón. El hecho de que durante el citado bombardeo resultaran muertas 8 personas, mientras que otras muchas quedaron heridas, hizo que la práctica totalidad de la población civil que aún quedaba en el casco urbano huyera de la población, trasladándose al campo e incluso a poblaciones alejadas del frente de batalla; por esos días, fue habitual que algunos vecinos, exponiéndose al peligro que ello suponía, regresaran a recoger algunas pertenencias que les eran necesarias para sobrevivir, y emparedar en escondrijos de sus viviendas los ajuares y objetos más apreciados que, por las circunstancias, les era imposible o no era conveniente llevar consigo. Nules, que desde recién iniciada la guerra se había convertido en tierra de refugio y acogida para un gran número de personas que huían del frente de batalla, vería en pocos días cómo sus ruinas quedaban desiertas y sus vecinos iniciaban la diáspora, sufriendo en sus carnes la misma situación de aquellos a los cuales, un tiempo atrás, ellos habían acogido. Al mediodía del día 15, volvió a ser bombardeada la población, destruyendo varias construcciones del arrabal de Vila-real e incendiando los depósitos de la gasolinera situada en el cruce de la carretera nacional con la carretera de Borriana a Teruel; a las siete de la tarde del mismo día, las tropas del Ejército autodenominado nacional entraban en Castelló de la Plana. A partir de ese momento, la acción de la aviación nacional sobre Nules, apoyada por aviones nazis y fascistas, fue diaria produciendo gran número de víctimas entre la población civil, así como la destrucción de numerosas viviendas y edificios, no siempre próximos a los objetivos marcados por la aviación. En la madrugada del 13 al 14 de junio, fue atacada desde el aire la estación de ferrocarril; pero cuando realmente, de forma espectacular, la aviación nacional logró alcanzar el mentado objetivo, fue durante la tarde del día 15, al bombardear un tren que allí se hallaba estacionado y que transportaba gran cantidad de municiones y material bélico. Las deflagraciones duraron hasta casi el amanecer del día siguiente, pudiendo ser contempladas y escuchadas por las numerosas familias que, ante la situación, habían abandonado Nules para refugiarse en casas de campo y en las viviendas y barracas de la playa del término municipal. Hacia las 9 de la mañana del mismo día 15, se había producido uno de los bombardeos más fuertes que sufrió la población, destruyendo muchas de las viviendas de la calle Blasco Ibáñez y alrededores del almacén de suministros. Los días siguientes, la villa de Nules continuó sufriendo la acción de los aviones nazis y fascistas, con los consiguientes resultados de muerte y destrucción. Es difícil evaluar el numero de víctimas de dichos bombardeos, dado que solo se inscribieron las defunciones de aquellos cuyos familiares directos regresaron a la población al finalizar la guerra. Por ejemplo las victimas entre evacuados acogidos en Nules no fueron registradas y lo mismo sucedió con otras personas que no regresaron a la población e incluso aquellas ocultaron los hechos por temor a represalias. Nos costa en los registros parroquiales las siguientes victimas de bombardeos: Soledad Felip Oliver, “falleció el trece de junio de mil novecientos treinta y ocho a las cuatro de la tarde, en su casa de la calle Félix Bueno, por explosión de una bomba, edad cuarenta y cinco años, siendo enterrada en Nules”; Salvador Tel Carceller, “falleció el trece de junio de mil novecientos treinta y ocho a las cuatro de la tarde, en la calle San Pascual, 47, de dieciséis años de edad, siendo enterrado en Nules”; Rosario Moles Uso, “falleció el catorce de junio de mil novecientos treinta y ocho, en la calle de Santa Bárbara, 78, de cincuenta y dos años de edad, víctima del bombardeo y yace aun entre los escombros de dicha casa”; José Martínez Romero, “falleció el diez y nueve de julio de mil novecientos treinta y ocho, por explosión de una bomba, en la calle San Bartolomé, 114, siendo enterrado en Valencia, desde el hospital a donde fue conducido”; José Cases Ferrando, “falleció el catorce de junio de mil novecientos treinta y ocho, a consecuencia del bombardeo, edad cincuenta y tres años, en la calle de Beránger, 23 y enterrado en este cementerio”; Sor Trinidad Cases Ferrando, “Superiora de las Hermanas de la Consolación de Bargas (Toledo) y natural de esta, hija legitima de Juan cases Palmer y Josefa Ferrando Martínez, falleció el catorce de junio de mil novecientos treinta y ocho a consecuencia del bombardeo, edad cuarenta y dos años, en la calle Beránger, 23, y enterrada en este cementerio, de que certifico”. Aurora López González, natural de Galicia, vivía en Madrid, vino a Nules con dos hijas de corta edad y embarazada, murió en los bombardeos de Nules, probablemente murió con ella el niño que había nacido aquí; de ésta muerte, por ejemplo no hubiéramos tenido conocimiento si no hubiera sido por el interés de su nieta en conocer el lugar donde murió su abuela, y que dio lugar a un programa de televisión de investigación en Estado Unidos; como éste caso debe de haber algunos más, como Dolores Gozalbo Montañes, mare dels Mandelos, coneguda “Doloretes la Bona” fallecida durante los bombardeos del dia 13 de junio, al caerle encima la casa de la calle Ancha, donde vivia.
Con la memoria a todos ellos rendimos y manifestamos nuestro repudio a unas muertes tan violentas como injustas, es aquello que cínicamente algunos llaman hoy en día “efectos colaterales” para tratar de disimular su canallesca y criminal conducta.